Una ves me invitaron a una boda. Se casaba mi hermana. Era un frío día de enero, como no tenia dinero y estaba muy lejos de la ciudad en la que naci decidi irme de raight, un amable trailero con su esposa se apiadaron de mi, empeze sin saberlo un viaje del que nunca me desprenderia, el matrimonio de cuarenta y pocos años parecian bastante agradables; no el tipo de gente con los que uno quisiera pasar un largo fin de semana, pero tampoco aburridos.
Habríamos recorrido unas veinte millas, con el trailer dando muchos virajes, mientras el señor y la señora se insultaban mutuamente en un lenguaje de lo más explisito, cuando don Juan , de modo muy comprensible, torció equivocadamente el volante y se perdió en un oscuro camino. Seguí pidiéndoles, y terminé rogándoles que pararan el trailer y me dejaran bajar, pero estaban tan entrados en su pelea que me ignoraron. Por fin, el trailer paró por voluntad propia (temporalmente), al darse una bofetada contra el costado de un árbol. Aproveché la oportunidad para bajarme de un salto por la puerta trasera . En seguida partió el condenado trailer, dejándome solo en la helada oscuridad. Estoy convencido de que los amables y peleoneros senores no se dieron cuenta de mi ausencia. Aunque juro por dios que no los extrane ni tantio.
Como era de esperarse camine toda la noche, esperando encontrar la carretera, pero no fue haci, antes de encotrar la carretera, encontre una pequena cabana. Corri rapidamente hacia ella, y me asome por una de sus ventanas, logre ver el respaldo de tres sillones individuales, y a tres ninos sentados en ellos, cada uno leyendo un libro frente a una enorme y presiosa chimenea. Sin pensarlo dos veces toque la puerta, pensé que me abriría un niño pero no fue asi aunque a simple vista lo parecía, su cara llena de arrugas me decía que no lo era. Tres encantadores enanitos con un retraso o deformación evidente vivian en esa casa. He tenido un accidente necesito de un teléfono para marcar a un taxi-le dije al pequeño hombre que abrio, dandome enseguida el pase sin preguntar si quiera quien yo era, lo digo porque pude haver sido una asesino serial de enanitos que tal vez aborrecia el cuento de blanca nieves, pero impredecible y hospitalaria fue su actitud, ofreciendome una tasa de te caliente, poesto que afuera asia un frio tremendo. Al insatante se asercaron las dos mujercitas, Dolores y Maria de cincuenta y sesenta anos respectivamente. DOLORES- pero si estas echo un cono de nieve, que barbaridad hijo mio, que te ha pasado que accidente has tenido? MARIA- no seas chismosa Dolores no seas impertinente, el joven necesita ayuda y nosotros se la daremos sin preguntar. Lo que aparentemente era una escena visarra frente a mis ojos no era mas nada que la vida cotidiana de ellas, dos hermanas que no se llevaban nada bien, y para acabarla de molar, enamoradas del mismo hombre, Juan de cincuenta anos el pequeño hombre que me habia abierto la puerta. Lo cordial se volvio ameno, me invitaron a sentarme y tuvimos una bella platica, frente a la chimenea, me contaron que los tres habian decidido desde hace anos, alejarse de la civilisacion, compraron esta pequena casa a las afueras de la ciudad para poder descansar en paz, sin senalamientos ni burlas ni nada por el estilo, habian aseptado vivir un triangulo amoroso, ni Dolores ni Maria soltarian a Juan. Entocnes se acostubraron a esa vida. Juan estaba con quien queria, aunque era evidente que el sentia mas carino por Dolores, Maria eso no soportaba, y para serles sincero ese poco tiempo que estube ahí tambien me encarine con Dolores. Juan aparte de ser todo un galan era mudo y cojiaba con un pie se apoyaba siempre con sus muletas. El sueno termino por ganarme, y me dirijieron a un pequeño cuartito con un cobertor muy comodo, y un colchon en el piso que evidentemente hacia anos que no era usado, no lo pense dos veces y tire en el. Me apagaron las luces y se fueron, no pude consiliar el sueno asta dos horas despues cuando acabo la pelea entre ellos. Una pelea que duro dos horas, entre gritos, sartenasos y recuerdos: Maria alegaba enfurecida, que no era justo que Juan durmiera otra noche con Dolores si ya llevaban asi una semana, ella tambien necesitaba amor, y Juan se negaba a darcelo. Hubo disparates, jaloneos, empujones, asta trosaron una muleta de Juan, mientras que Juan solo hacia sonidos extranos llenos de ruido y silencio a la vez. En la discusion se remolio mucho pasado: DOLORES: bastante tengo con lo cruel que eres conmigo MARIA: como no ser cruel cotnigo si por tu culpa murio mi madre, si tu no hubieras nacido ella seguiria viva DOLORES: esque solo a ella se le ocurre tener hijos con su situacion, era evidente que su hija seria mas peligro, y ella aspeto correr el risego, en el parto las cosas se complicaron o ella o yo viviriamos, ella decidio por mi, pero pensandolo bien, no haber nacido jamas pudo haber sido mi mayor bendicion MARIA: Y que tu no nacieras pudo haber sido mi bendicion tambien- de repente el silencio invadio la casa, Juan durmio en la sala, y las hermanas cada una en su cama, a la manana siguiente ayude a Juan a pegar su muleta, y tambien a hacer la comida. La platica de la comida se torno aserca de la muerta, yo argumentaba que no se que aria sin mi madre, por mi cabeza no pasaba el dia que llegara su muerte. DOLORES- entonces entenderas porque nos vinimos de la ciudad, nosotros tampoco entendiamos la muerte, me inviatron a su habitacion, donde me mostraron un closed en el que no habia ropa, ni cobijas, estaba un atud muchos retratos de santos y veladoras con rosas y una aroma divina, el ataud era de su madre por supuesto con ella dentro. No apestaba ni nada ya le habian sacado todo. Los vecinos no entendian porque no la sepultabamos, se quisieron meter en nuestra vida y por eso nos fuimos de ahí- agrego Dolores. El silencio volvio a invadir la casa, les di las gracias me despedi de beso, y me acopanaron a la puerta, don Juan me iso el favor de encaminarme unos metros hacia la carretera para provar si funcionaba vien su muleta, llege ala carretera donde tome un taxi que me trajo a casa. FIN. Jesus Vega
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